Entramos en este espacio y lo todo lo que vemos nos gusta. Queremos saborear cada detalle, los roperos recuperados y convertidos en armarios de cocina, los elementos de cobre hechos a mano, la textura del mármol, la paz que nos da ese techo pintado de azul.




Tiene una luz delicada, detalles en los que fijarnos. Hay veces que simplemente hay que saborear los espacios. Feliz día.
Obra de Gisbert Pöppler, fotografía de Wolfgang Stahr.